miércoles, 22 de febrero de 2012

Articulo completo sobre la coccidiosis.

MIGUEL V. PISCOPO Méd. Vet.,Facultad de Ciencias Veterinarias Universidad Nacional de La Plata Canarios: ¿Coccidiosis? M. V./José Luis Garbi Cuando se menciona a los coccidios, se habla de organismos unicelulares (protozoo) que son parásitos de casi todas las especies animales. Hay que destacar que, en general, se trata de organismos altamente específicos para cada especie. Cada especie animal posee sus coccidios característicos, siendo muy raras las excepciones de infecciones cruzadas. Como enfermedad ya fue descripta en el año 1674, por la observación de las lesiones producidas en el hígado de los conejos. Si hablamos de las aves, los tratados de patología aviar referidos a aves de producción de carne y/o huevos, sobre todo a las gallinas, se refieren al género Eimeria, del cual no menos de 7 especies diferentes afectan a las gallinas. En general, en las aves, este protozoo parasita la mucosa intestinal, produciendo diversas lesiones en distintos lugares del intestino según del tipo que se trate; aunque en el ganso cumple con un pasaje por el riñón, en el que causa lesiones características. Estos parásitos poseen algunas propiedades que permiten diferenciarlos al momento de clasificarlos, en base a lo que se puede observar al microscopio en un análisis de materia fecal de aves infectadas: Genero Eimeria: Se observan en su interior 4 esporocistos. Genero Isospora: Se observan en su interior solo 2 esporocistos. Los esporocistos son formas evolutivas en el complejo ciclo vital de los coccidios, por lo que queda claro que ambos géneros se pueden diferenciar fácilmente. Todos los coccidios que se pueden encontrar en los canarios pertenecen al género Isospora, y es importante recordar que estos organismos poseen una marcada especificidad de especie, con muy pocas excepciones. El ciclo de vida de los coccidios, consta de dos fases: Una primera fase que transcurre fuera del huésped, en la que se desarrollan los estados infectivos (oocistos) sin multiplicación. Una segunda fase que ocurre en los tejidos del huésped e implica la multiplicación masiva (esquízoogonía) y la reproducción sexual (gametogonia). En casi todas las aves, esta etapa se desarrolla en distintas porciones del intestino, sin invadir otros tejidos. Esta es una breve síntesis de un complicado proceso mediante el cual este parásito puede convertirse en un agente productor de enfermedades de diversa gravedad para las aves susceptibles, sobre todo en las explotaciones intensivas, donde puede condicionar los resultados productivos, haciendo absolutamente necesario tomar medidas precautorias como el uso de drogas específicas para su control o, en algunos casos, la vacunación. Vamos a repasar ahora como puede afectar esta parasitosis a los canarios. Gianni Ravassi en El gran libro de los canarios, en su capítulo de enfermedades, escrito por Gino Conzo (Especialista en Patología de las aves de la Universidad Federico II de Nápoles) trata brevemente esta enfermedad, mencionando como agente etiológico a Isospora canarial. Menciona como procedimiento diagnóstico la identificación de los ooquistes parasitarios en las heces mediante análisis coproparasitológico. Este método diagnóstico es el más empleado por su practicidad y efectividad, permitiendo ver claramente los ooquistes del género Isospora. También se menciona como agente productor de esta parasitosis a Isospora lacazei. Trascribiremos ahora el párrafo referido a este tema en el libro “Enfermedades de las aves” de R. F. Gordon: “La coccidiosis no es una enfermedad de las paserinas, aunque varias especies de Isospora han sido descritas en diferentes especies. Dorisiella es otro parásito tipo coccidia, no patógeno…” Lo notable, es que en el mismo capítulo, cuando comienza a referirse a enfermedades producidas por protozoarios trata sobre la Lankasteriosis, producida por Lankasterella garnhami, casi confinada a las paserinas. Este parásito fue inicialmente llamado Atoxoplasma y se cree que es transmitido por la picadura del acaro rojo. La infección está diseminada entre gorriones domésticos y canarios comunes, especialmente aves jóvenes. También K. Sheridan, en su trabajo “Una revison de la Atoxoplasmosis en pájaros”, menciona que la atoxoplasmosis es una enfermedad parasitaria de las paserinas, especialmente canarios, causada por un protozoario: Atoxoplasma serini que no es infecciosa para otras aves. Considera que la infección en este caso es producida por vía fecal y no por piojos como se creía anteriormente cuando esta era conocida como lankasteriosis. Sostiene en el mismo trabajo que se ha generado controversia respecto al estudio y clasificación de este parásito Atoxoplasma sp. Debido a su similitud morfológica con Isospora sp. Más recientemente fue considerado un estadio del ciclo de vida de este parásito o como un nuevo tipo de Isospora, llamada Isospora serini, y aunque algunos autores promueven se la considere como del género Isospora sp., Atoxoplasma sp., se diferencia por presentar un ciclo vital diferente. También existen citas sobre esta enfermedad en otras publicaciones y aquí lo mencionamos por considerar que usando como método diagnóstico la observación microscópica de las heces de los canarios, ante la presencia de formas típicas de Isospora, al no poder distinguir entre sí a ambas especies de parásitos (Isospora sp. de Atoxoplasma sp.), tenemos que considerar otra serie de coincidencias con las que nos hemos encontrado cuando sospechamos de esta enfermedad. Si observamos la descripción de las lesiones que la Atoxoplasmosis produce en las aves, aumentan nuestras dudas sobre el tipo de enfermedad estamos considerando: agrandamiento de hígado y bazo (hepatomegalia y esplenomegalia), síntomas nerviosos en las aves sobrevivientes, mortandad de pichones. El agrandamiento del hígado se puede observar aún en aves vivas o sin abrir el cadáver, con solo mojar las plumas por debajo del esternón, lo que nos permitirá observar la lesión mencionada. Una vez infectadas las aves, el ciclo de vida de este parásito, más complicado que el de los coccidios que hasta ahora considerábamos como agente causal de la enfermedad, afecta diversos órganos: hígado, riñón, bazo, pulmones, cerebro y se cumple, en general, en los glóbulos blancos de la sangre, reproduciéndose en los órganos mencionados. No es muy fácil observar la forma parasitaria en los leucocitos. Hemos mencionado, entonces, dos enfermedades que pueden crear confusión al momento de un diagnóstico acertado, pero que son potencialmente peligrosas para la salud de nuestros canarios. Revisando bibliografía más actual al respecto, encontramos que aún hoy se sigue investigando mediante técnicas moleculares la relación entre todos los protozoarios mencionados (Lankasterella, Atoxoplasma, Isospora); existiendo una tendencia a considerar a Atoxoplasma, como Isospora serini. Que el problema llega a tener dimensiones globales lo demuestra el hecho de que en el 2003 se reunieron especialistas de diversas instituciones en E.E. U.U., emitiendo el “Atoxoplasma Medical Protocols Recomended by the Passerine Atoxoplasma Working Group” (www.riverbanks.org/subsite/aig/Atoxo -recommendations.htm), en el que tratan meticulosamente las medidas a tomar para controlar este problema en las aves en cautiverio. Prevención: en ambos casos, la higiene del criadero, la cuarentena antes de introducir nuevas aves, el mantenimiento de un óptimo estado de las defensas orgánicas son normas imprescindibles, ya que es evidente que en el criadero estas enfermedades afectan sobre todo a aves más débiles o en determinadas etapas de su vida. También es importante evitar el contacto de nuestros canarios con aves silvestres (gorriones) que pueden ser portadores de estos parásitos. Tratamiento: cuando solo estemos considerando la Coccidiosis como tal, desde hace mucho tiempo se conocen tratamientos utilizando sobre todo sulfamidas, combinadas entre si o con trimetoprim. Cuando tengamos que tratar con la Atoxoplasmosis, el tratamiento es algo más complicado y según considera Ravazzi, no siempre efectivo. En este caso, se debe utilizar una combinación de Sulfametosazol/trimethopin y doxiciclina en dos o más ciclos (hasta 4 ó 5) con 5 días de tratamiento, con dos días de intervalo y, como dijimos, con un pronóstico no siempre favorable. Revisando el documento emitido por la reunión de expertos norteamericanos mencionada más arriba, encontramos algunos tratamientos, aclarando que tratándose de Atoxoplasmosis, se puede lograr mejoría, sin asegurar la eliminación total de los parásitos. Se mencionan allí como drogas a utilizar: Sulfachlopyrazine: esta droga reduce la mortandad y actúa sobre los estados intestinales del parásito. Se recomienda una dosis de 1 gramo de polvo al 30 % en 1 litro de agua, realizando un tratamiento de 5 días, con tres días de intervalo, repitiendo este ciclo 4 veces. Las aves deben ser tratadas tres veces al año. Vetisulid (Sulfachlorpyridazine): 300 mg en 1 litro de agua. Puede reemplazar a la Sulfachlopyrazine suministrándolo con el mismo esquema (5 días de tratamiento, 3 de intervalo, repitiendo el ciclo 4 veces). Toltrazuril (Baycox): aparentemente podría tener algún efecto sobre los parásitos fuera del intestino. Diclazuril: podría tener algún efecto sobre la enfermedad sistémica. El tratamiento recomendado consiste en la administración a razón de 10 mg por kg de peso, vía oral cada 24 horas, durante los días 0, 1, 2, 4, 6, 8 y 10. Personalmente, he utilizado un diclazuril comercial, al 1 % suministrando 2 ml oor litro de agua de bebida durante 4 días con un intervalo de 3 días, repitiendo el tratamiento 4 veces y he observado la desaparición de los oocistos en la materia fecal de las aves tratadas. Conclusiones: Si tenemos en cuenta, por un lado, el notable parecido entre ciertas formas evolutivas de los atoxoplasmas con los coccidios y, por el otro las dificultades para atribuirles a estos últimos en los canarios una patogenicidad equiparable a otros coccidios de las aves, parece lógico concluir que, como piensa algunos autores, la coccidiosis como tal en el canario no existe, o al menos, no es importante. Por el contrario, la atoxoplasmosis, o como se termine llamando cuando se pongan de acuerdo los investigadores sobre su clasificación definitiva, representa por sus graves efectos en los canarios una seria preocupación. Mientras tanto, parecería prudente seguir con las medidas preventivas y/o curativas que utilizábamos para los coccidios, ahora aplicadas a atoxoplasmas, pensando ya en la posibilidad de tratamientos más prolongados

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